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El Tesoro en la cocina

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-Extrañas cosas ocurren en una humilde casa.

Era un 3 de mayo, día en que según la tradición, los fuegos fatuos se dejan ver. En la colonia Del Bosque, en la casa de la calle Los Cedros, de Ciudad Valles, corría desde hacía décadas la historia de un tesoro enterrado.
Con el paso de los años y la ampliación de la vivienda, ese supuesto tesoro quedó bajo lo que ahora era la cocina.
Los habitantes de la casa, la familia "Herrera", estaban acostumbrados a fenómenos extraños: pasos en la planta alta cuando no había nadie, el sonido de una canica rodando escaleras abajo en plena madrugada, y perros que aullaban sin razón aparente.
En más de una ocasión, se escucharon sollozos provenientes del espacio debajo de la escalera. Un lamento suave, triste, que helaba la sangre.
Movidos por la curiosidad —no por codicia—, los Herrera decidieron excavar en la cocina. Según se decía, dos cuerpos custodiaban el tesoro.
Sin embargo, lo único que hallaron fue un anillo de plata ennegrecido por el tiempo. Decepcionados y algo inquietos, volvieron a sellar el piso.
Pasaron los años. Pero ese mismo día, un 3 de mayo, ocurrió algo que cambiaría todo.
Mariana, la hija mayor, se encontraba sola en la cocina cuando una jarra de agua cayó repentinamente. El líquido se esparció por el suelo, pero en lugar de solo mojar, comenzó a burbujear. De pronto, una llama azul emergió del piso. Mariana gritó: ¡Fuego!.
Pero era imposible. Lo que se había derramado era solo agua, no algún líquido inflamable.
La llama duró solo unos segundos, y luego desapareció sin dejar rastro. Pero desde entonces, cada noche del 3 de mayo, se repite el mismo fenómeno. Agua que arde, y el eco lejano de llantos bajo la escalera.
¿Habrá oro escondido allí, o el verdadero tesoro es una historia no contada?, un secreto sepultado que aún busca salir a la luz?.